- Quería invitarte a mi boda.
- Ah, ¿Decidiste casarte?
- Sí, estoy muy enamorado.
- Me alegro. Pues allí estaré.
- Sólo un requisito, tienes que ir
de blanco.
- Pero si de blanco sólo va la
novia...
- Exacto, veo que ya vas
entendiendo.